Manuel Irigoyen, Mágico González, Pepe Mejías, Macarty, mejor afición de la Liga 123, más de 15.000 abonados en un mes, gaditanos del año 2016. Son nombres y datos que dibujan una sonrisa a cualquier cadista. Pero en los últimos años noticias extradeportivas salpican nuestras temporadas y pretemporadas logrando crear una inquietud lógica en cualquier abonado y aficionado en general.

Nuestro Cádiz CF (sin SAD) ha logrado ser un submarino de supervivencia gracias a la unidad, a la concordia, al trabajo en equipo y al esfuerzo de directivos, empleados, técnicos, jugadores y afición. Todo lo que nos acerque a una "guerra civil" se aleja de un sello y una identidad que forma parte de nuestros genes. 

Esa unidad debe lograrse bajo la sensatez, el entendimiento, el tira y afloja de cada parte por ceder para el beneficio de la entidad.

Desconocemos la situación interna más allá de lo que cada medio de comunicación publica como un aplastante y mediático titular que alimenta nuestro desánimo. Pero entendemos que ese no debe ser el camino. 

Si nuestro club se tambalea lo hacen miles de sentimientos que pasan por Cádiz, su provincia, Ferrol, Ermua, Vitoria,  Barcelona, Zaragoza, Belmonte, Valencia, Villareal, Bolaños, Madrid, Úbeda,  Pozoblanco, Torredonjimeno, Málaga, Ronda, Sevilla Tenerife y se extiende a Dubai, Holanda, Punta Cana... y miles de sitios donde se enfundan una camiseta amarilla cada día. Porque cada uno de ellos guarda la mejor esencia del cadismo, abonados sin importarles en muchos casos que su carnet solo pase una vez con fortuna, por el torno de Carranza.

Es por ellos y por todos que pedimos un entendimiento, una solución, una estabilidad, que nos haga sufrir solo por lo que pase en el terreno de juego, que nos permita despertar cada lunes con las ganas de que llegue el fin de semana para soñar con nuestro equipo, no para que aparezcan pesadillas innecesarias.

El ejemplo está en 107 años de historia de grandes gestas, suficiente edad como para conseguir el respeto y el cariño de todos.